miércoles, 28 de mayo de 2008

Proyecto Phoenix


En mayo de 2008, una misión de la NASA situará un vehículo de aterrizaje sobre la región polar Norte marciana, la cual empleará un brazo robótico para buscar pistas acerca de la historia del agua y sobre la posible presencia de medios adecuados para el desarrollo y supervivencia de microorganismos. La NASA ha anunciado de este modo que selecciona la misión Phoenix de la Universidad de Arizona como la primera de una nueva línea de pequeñas misiones Scout que formarán parte de su Programa de Exploración Marciana.

Lanzamiento: 4/8/2007 desde Cabo Cañaveral, en Florida

Aterrizaje: 26/5/2008 a la 1:53:44, hora peninsular

Lugar de aterrizaje: 68º de latitud norte. 233º de longitud este

Distancia de Marte el 26/05/2008: 276 millones de km

Misión principal: 90 días marcianos (92 días terrestres).

domingo, 25 de mayo de 2008

La Revolución Verde

Teresa Capell, con una amplia experiencia en biotecnología agraria fuera y dentro de nuestras fronteras, alzó su voz frente a los que nos encontrábamos allí. Cosmocaixa la acogió dentro de su ciclo de conferencias de Ciència i Ciutadà, y no vaciló en ningún momento en abordar los malentendidos que, según ella, han rodeado desde la década de los 90 a los cultivos transgénicos en temas de seguridad y sostenibilidad, y cómo ello ha afectado a los países en vías de desarrollo. No cabe duda de que en un momento en el que la crisis alimentaria afecta a todo el globo, sus palabras pecaron de todo menos de anacrónicas. Era consciente del fuerte papel internacional que juegan sus investigaciones en biotecnología vegetal, centradas en marcadores moleculares y en el control de calidad de semillas y plantas, así como la detección de organismos vegetales modificados genéticamente.

Pero, ¿de qué hablamos cuando utilizamos el término transgénico? La biotecnología utiliza organismos vivos para obtener productos de aplicación comercial, para ello se introducen genes de microorganismos, plantas y animales en otros organismos distintos. Aquellos que reciben la nueva información genética adquieren las características del gen introducido y se les conoce como transgénicos. Durante la pasada década, su aparición en el mercado alimentario suscitó temores entre consumidores, organismos no gubernamentales y gran parte de los estados de la Comunidad Europea. Por consiguiente, no escasearon movimientos sociales que rechazasen públicamente su comercialización. Mientras éstos alegan una extensa lista de contras, encabezados por argumentos tales como la posible pérdida de biodiversidad, el incremento de casos de alergia entre los seres humanos o la afectación en la eficacia terapéutica de los antibióticos, el Servei d’Assistència a la Investigació de Genòmica Vegetal liderada por Teresa Capell encara el rechazo con un discurso de esperanza y progreso humano. Nos recuerdan los beneficios de los alimentos fortificados con vitaminas y micronutrientes esenciales que, aseguran, combatirán las deficiencias nutricionales de un alto porcentaje de la humanidad. Tal es el caso de lo que llaman el Arroz Dorado. Mediante la producción de pro-vitamina A en el endosperma del arroz se ha podido vislumbrar un valor añadido para aquellos países cuya base alimentaria depende de este cereal. Se le conoce como dorado pues el gen marcador introducido en su ADN se manifiesta visualmente con un color muy cercano al oro. Pero las aplicaciones derivadas de la biotecnología vegetal no quedan sólo ahí. Actualmente diferentes ensayos clínicos están probando la eficacia espermicida de una pomada vegetal. Un proyecto europeo que ha investigado la producción de anticuerpos que neutralizan el virus del SIDA en semillas de maíz transgénico.

La discusión sigue candente. Las investigaciones seguirán avanzando, y las posturas contrarias engrandecerán sus razones. Por el momento, la legislación europea es más restrictiva que en países como China o Estados Unidos. Los resultados vendrán al son del tiempo que transcurra día a día. Voces prohibitivas o bien, discursos más paliativos como el de Norman E. Borlaug durante la entrega de su Premio Nobel: “Si queréis paz, cultivad justicia, pero también cultivad pan, porque sino... no habrá paz”.

viernes, 23 de mayo de 2008

Los señores del Dosel Ecuatorial



Radeau des Cimes, un teledirigible que Francis Hallé y su equipo inventaron para llevar a cabo sus exploraciones

Siempre se nos ha dicho que ya nada queda por explorar en nuestro planeta Tierra, pero desde hace 20 años el ser humano ha llegado a un nuevo lugar: el dosel del bosque ecuatorial. Un mundo ignorado a ojos del hombre , cuya importancia biológica es indiscutible. A él llega el 75% de la energía lumínica, los colores son vivos y los olores puros e intensos. Su fauna es intranquila, y tan sumamente amplia que, a día de hoy, resulta imposible catalogizarla. ¿Quién habría pensado alguna vez que es en la copa de los árboles donde posiblemente se localice el el pasado y el futuro de nuestro especie humana?

Francis Hallé, profesor de Botánica Tropical en la Universidad de Montpeller, fue el encargado de explicarlo. Coincidiendo con el día mundial de la Biodiversidad, Cosmocaixa volvió ha sorprendernos con una conferencia sublime a manos de un hombre que ha conseguido caminar sobre los escasos bosques primarios –aquellos donde la actividad humana no ha llegado- que todavían existen.

El dosel de la selva y su inmensa diversidad vegetal y animal, lo han convertido en el hábitat más complejo de la Tierra. Hallé, que ha dedicado gran parte de su vida a explorar estos lugares considerados hasta entonces inaccesibles, argumentó con vehemencia la importancia de su investigación. Así, por ejemplo, nos descubrió que en la copa de esos árboles existe un futuro farmacológico y medicinal indiscutible. Una riqueza bioquímica poco conocida que procede de la hiperactividad molecular de sus plantas, y que supera en un alto porcentaje a lo que encontramos a ras de suelo. Nuestro investigador incidió en lo que él llama la coevolución animal-planta, un proceso que se ha dado a lo largo de millones de años, y que se traduce en una lucha por la supervivencia de sus respectivas especies a través de diferentes modificaciones genéticas. Éstas, unidas a la fuerte luz solar del dosel, dan como resultado un desconocido potencial farmacológico.

Además de un prometedor futuro medicinal, el dosel ecuatorial contiene la biodiversidad ecológica más grande del mundo. Si tenemos en cuenta la acumulación de los diferentes cambios genéticos, se da lo que se conoce como el Juego de Ping-Pong, un proceso en el que constantemente aparecen especies nuevas. Ahora bien, y sin desmerecer la importancia de todos estos argumentos para defender la preservación de las selvas, existe un detalle que nos enraiza todavía más a nosotros, los humanos, a estos recónditos lugares. Nuestra especie, el género Homo, apareció por primera vez en el dosel de los árboles. En 1859, Darwin ya lo dijo: “el hombre viene del mono”. Hasta que no logramos la verticalidad fuimos los Señores del Dosel. Un aspecto que lejos de limitarse a ser anecdótico, debería despertarnos ese instinto primitivo de lucha por nuestro origen más lejano. Allí comenzó nuestra evolución, y allí se encuentra nuestra supervivencia. Ahora que apenas quedan bosques primarios en nuestro planeta, nuestro pulmón amazónico se ahoga, nuestros bosques se queman y nuestros animales están desapareciendo. Por todo ello, ayer, el día mundial de la biodiversidad pasó a ser algo más que una fecha especial en el calendario: nos recordó que nuestro planeta aún puede aspirar a un futuro mejor.

jueves, 8 de mayo de 2008

Neurobiología del enamoramiento

¿Quién dijo que la época de la Ilustración es un capítulo del pasado? Si la razón consensuada y analítica ya no nos ilustra el camino a seguir, ayer el Universo conspiró para que un conjunto de personas pusieran en tela de juicio la emocionalidad espiritual e inexplicable de aquello que Hollywood sabe vender como nadie: el amor.

La asistencia fue espectacular. Una refinada, pero pequeña cafetería del CCCB intentaba arropar, a duras penas, a todos los que nos habíamos acercado. Allí se nos habían prometido algunas respuestas, mieles de conocimiento sobre lo que se conoce como Neurobiología del Amor, y nosotros, cual abejas hambrientas, acudimos a la cita deseando entender un poco más nuestra irracionalidad humana. Pero, ¿realmente es eso posible?

El alegato científico era fuerte. Dos mujeres, Elena Crespi (psicóloga especializada en terapia de pareja) y Mara Dierssen (investigadora del Centre de Regulació Genòmica de Barcelona), y un hombre, Adolf Tobeña (catedrático en Psiquiatría de la UAB). Éste último aportó el contrapunto masculino y ácido necesario ante una audiencia mayormente conformada por mujeres. Autor del polémico libro "El corazón erótico", intentó que entendiésemos que, como monógamos imperfectos que somos, el amor es pura física neuronal. Y lo consiguió: la tormenta del enamoramiento es un pico dopaminérgico acompañado por tonalidades oxitocínicas y vasopresínicas, modulado por andrógenos, estrógenos, copulinas, opioides... y docenas de otras sustancias en ciertas áreas del cerebro. Y de una forma más simple, en boca de Mara Dierssen, es una adicción química entre dos personas. En ambas se desencadenan un conjunto de alteraciones químicas que generan sustancias como la dopamina, responsable de la sensación de atracción, o la serotonina, implicada en los pensamientos obsesivos.

¡Ya está! Nuestro cerebro tiene la culpa de todo. No es nuestro corazón el que sufre. Esa abulia que sentimos, esa tristeza que nos embarga, o por el contrario, esas maravillosas mariposas que nos cosquillean no son más que el resultado de un complejo circuito neuronal. El aurea de misterio que siempre ha rodeado al amor ya no nos la creemos. El cuento de hadas que nos repetían hasta la saciedad cuando éramos pequeños ya no nos sirve. Ahora cuando hablemos del corazón roto, sabremos que se trata de un síndrome de abstinencia que en algunos casos requiere de ayuda química. Y es que, ¡damas y caballeros!, el conocimiento científico y sus aplicaciones farmacológicas pueden aliviar el desamor. Según Tobeña, la ciencia nos abre un abanico de opciones. ¡Ensancha nuestra libertad! Por ello ya se espera que en un corto plazo de tiempo se pueda detectar y modular el umbral de los celos patológicos mediante fármacos.

Y si esto nos parece poco, del análisis de la actividad cerebral se ha podido también constatar que el cerebro de los hombres y mujeres funciona de manera diferente en cuanto al amor se refiere, y que cuestiones como los diferentes niveles de apetencia sexual o la promiscuidad tienen una explicación científica ¿Nos encontramos ante una premisa de base biológica que tan sólo busca incidir todavía más en la diferenciación sexual? Sea como fuere, la ciencia es una opción más. Parece que consigue simplicarlo todo. Incluso aquello que procede de nuestras entrañas más primitivas de atracción. Pero lejos de esa realidad, logra asombrarnos ante la compleja máquina relacional y sexual que somos los seres humanos. Ahora dependerá de nosotros escoger la próxima lectura de cabecera de antes de ir a domir: uno de Danielle Steel o la última novedad editorial en física y química humana para todos los públicos. Escojamos. Aunque…Si Cupido levantase la cabeza…